Asomándose al balcón que componía todo lo que se hallaba fuera de esa muralla, la cual había construido con sus brazos nada más llegar a clase, se dignó a dirigir una apagada mirada a su compañero de clase que ,con impaciencia, aguardaba la respuesta a esa incógnita que ni siquiera ella sabía responder.
¿Qué te pasa?
<<Si tu supieras...>>
Nada.
Se dignó a responder tras una corta pero intensa espera.
No, no digas que nada, te conozco perfectamente.
Ya...
<<No lo puedes entender... son tantas cosas, tanto tiempo perdido en ellas...>>
No creo que haya nada ni nadie que se merezca que tu estés así.
Ya lo sé
Pues no se a qué esperas ocultando esa magnífica sonrisa.
No pudo mas, volvió a introducir la cabeza entre sus brazos y a esperar una caricia de su preciado amigo, la cual no llegó, sin embargo notó que algo la rozaba la cara. Alzó la mirada lo suficiente para descubrir que era una nota, en la que ponía:
SONRÍE
No quería, pero lo hizo. De sus labios se asomó una tímida pero sincera sonrisa. Alzó la cabeza. Allí estaba el, mirándola con sus preciosos ojos azules. La acarició la cara con inmensa suavidad y la secó una lágrima, que anteriormente había resbalado por su mejilla sin haberse dado cuenta. Sin esperarlo el la abrazó.
Lo necesitaba.
De verdad que lo necesitaba.
Y ahí estaba, dándole todo su apoyo. No era como otras muchas veces en las que la apoyaban por simples mensajes de texto o miradas de lástima, no. Esta vez era completamente distinto. El se lo había dicho, se lo había demostrado y ahora estaba ahí para protegerla.
Gracias, lo necesitaba.
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