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martes, 22 de enero de 2013

-Hola, te echaba de menos...
-Lo siento, he estado muy ocupado.
-¿Ocupado para hablar conmigo?
-Ocupado en todos los términos... ¿Cómo estas?
-Si te soy sincera, mal. Estoy mal. Te echo de menos.
-Yo también...
-No, no de esa manera. Te echo de menos en todo lo que conlleva a hacerlo, en todo. No hay minuto o segundo en el día en que deje de pensar en ti. No hay ni un sólo momento que no desee estar a tu lado. Me cuesta acostumbrarme aunque sea la rutina que elegimos ambos... ¿Cómo quieres que me resista a ti?


<<¿Cómo?>>
<<¿CÓMO?>>
<<¿¡CÓMO!?>>


Y andas ocupado... en cosas que ni siquiera se si son verdad o una simple escusa. 
-Si, son verdad.
-¿Y puedo saber que clase de cosas son esas que nos han alejado tanto?
-No.
-...
-No es porque no quiera que lo sepas, es porque no puedes saberlo.
-¿Y qué diferencia hay en eso?
-Que si te lo contase se rompería el secreto.
-Entre nosotros no hay secretos, o al menos no había.
-Hazme caso, cuando lo tengas que saber, lo sabrás. Confía en mi... 
<<Confía en mi...>>

-¿Cómo puedo confiar en ti cuando me dices que me estás ocultando algo? ¿Cómo quieres que actúe? ¿Pasando de todo? No lo hago, porque no soy así, porque me importas, y no sabes cuanto... Y no sé si te pasa algo, no se que quieres hacer. Parece que no te conociese y si te soy sincera... no me gusta esa sensación.
-Que te quiero. Que en la vida te ocultaría nada. Eso para mi es imposible. Tienes que esperar. Te prometo que dentro de poco todo esto acabará. Que volveremos a ser lo de antes, o algo nuevo, o lo que quieras. Pero por favor... necesito que esperes.
-He esperado mucho.




jueves, 17 de enero de 2013

Y sigo aquí.

A cada paso que doy siento que me derrumbo aún mas. Pero luego paro, recapacito. Comienzo a caminar de nuevo, por otro camino. Pero vuelve a ocurrirme lo mismo. Otro paso en falso, otro y otro más. Y siento que desfallezco, me canso. No encuentro mi sitio. No encuentro nada que se me de bien. Ya no se que hacer. ¿Cómo continúo? Estar encerrada en mi habitación es inútil, las ideas siguen traspasando las paredes y taladrándome la mente. Los días pasan, las semanas... los años... y sigo sin encontrar mi camino. Un lugar donde esté a gusto, donde me pueda desahogar a mi manera. Lo quiero, lo necesito.
Quiero cantar, o gritar.  Y que nadie me oiga o si... no se, quizás. No hay otra forma de la que pueda desahogarme. Y luego toda esa gente que lo hace tan bien, que tiene su sitio en alguna parte. Me da envidia. Quiero identificarme con algo o con alguien, como ellos. No quiero suplicar, quiero que me acepten y que me valoren, que se identifiquen conmigo, y yo con ellos. Ahorrarme estos discursos y poder decirlo con una mirada, después un abrazo y puede que algunas lágrimas. O decirlo a través de una canción acompañada por un piano o una guitarra... decirlo sin que me cueste la vida o sin miedo a preguntas inapropiadas. No quiero dedicarme a la música, quiero vivirla, quiero sentirla.